Construir y planear para la gente: presente y futuro de la vivienda adecuada.
Con el Programa Nacional de Vivienda 2021–2024 se hizo el compromiso de promover, difundir, respetar, proteger y garantizar el ejercicio del derecho humano a la vivienda adecuada. Uno de los cambios más significativos en la política de vivienda de este gobierno ha sido reconocer que la mayoría de las viviendas en el país se construye a través de procesos de autoproducción. Por esta razón resulta fundamental diseñar políticas y estrategias que tengan como eje central este esquema, atacando así de forma directa el rezago habitacional que en 2018 llegaba a casi 10 millones de viviendas.
Gracias al progreso en materia social de las últimas décadas, se ha establecido el acceso a una vivienda adecuada como un derecho humano. No es para menos. Se trata del primer espacio de resguardo para el individuo, en donde se preserva la intimidad y que representa un lugar de asentamiento que no solamente es personal, sino también familiar y comunitario.
La vivienda es mucho más que un simple espacio edificado: tiene múltiples significados y enfoques. Contempla la intervención de muchos actores, entre ellos, instituciones públicas del gobierno federal, estatal y municipal; inversionistas, desarrolladores, constructores, proveedo- res de materiales, asociaciones, entidades financieras y trabajadores; e incluso a las mismas personas que habi- tarán la vivienda, quienes poco a poco construyen, a veces como parte de un esfuerzo colectivo con su comunidad.
Así, siendo el espacio de resguardo y el patrimonio de las familias mexicanas, es un espacio vital que impacta directamente la calidad de vida de las personas: promueve la estabilidad social, cohesión comunitaria e inclusión. Por eso, desde la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) estamos trabajando con todo el sector para cambiar el paradigma a través del cual, en las últimas décadas, se produjeron millones de viviendas nuevas, pero sin atender las necesidades reales de la gente. Así, queremos garantizar el acceso a la vivienda con acciones concretas desde las políticas públicas para lograr una sociedad más justa y equitativa.
Vivienda en México al inicio del sexenio
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos señala, en el artículo 4, que “Toda familia tiene derecho a disfrutar de una vivienda digna y decorosa”. Sin embargo, la influencia del neoliberalismo en las últimas cuatro décadas promovió a la vivienda como un objeto y no como un derecho, dejando la planeación de las ciudades a la libre voluntad del mercado. Con esto se generaron rezagos importantes en la provisión de servicios básicos y un modelo expansivo de ocupación del territorio que impactan en los elementos de vivienda adecuada definidos por ONU-Hábitat. Resulta indispensable analizar estos rezagos para posteriormente explicar el trabajo realizado hasta el momento y sus avances.
De acuerdo con el Programa Nacional de Vivienda 2021–2024 (Sedatu, 2021), 16.3% de las viviendas pro- pias habitadas carece de seguridad en la tenencia de la tierra por falta de escrituras. Este número se incrementa a 23.6% y 25.3% en grupos en condición de discriminación y vulnerabilidad, como lo son la población indígena y los hogares rurales, respectivamente.
En cuanto a la disponibilidad de servicios, una vivienda debe contar como mínimo con agua potable, drenaje sanitario y energía eléctrica. En México, una de cada cinco viviendas presenta carencias en el acceso a alguno de estos servicios básicos (Sedatu, 2021).
Se considera que la vivienda es asequible si una familia destina 30% de su ingreso, o menos, a ella (ONU-Hábitat, 2018). En nuestro país, el decil más pobre de los hogares destina alrededor de 61% de su ingreso a la vivienda y sus servicios, muy por encima de los indicadores que establece la ONU (Instituto Nacional de Estadística y Geografía [Inegi], 2018).
Habitabilidad es asegurar la seguridad física de sus habitantes y brindar protección contra el frío, la humedad, el calor, la lluvia, el viento, entre otros. Al res- pecto de este punto, en 2018 se reportó que aproximadamente 22% de las viviendas en México tenía rezago en materiales constructivos y 5% presentaba rezago por hacinamiento; la mayor parte de estas concentrada en el sur-sureste del país (Sedatu, 2021).
Según el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) (52016), en 2015 solo 35.3% de las mujeres era propietaria de una vivienda en México, y en 2017 se reportó que 79.1% de la población indígena habitaba una vivienda en rezago (Sedatu, 2021), lo que muestra una limitada accesibilidad a la vivienda por grupos vulnerables.
Finalmente, la ubicación de la vivienda debe ofrecer acceso a oportunidades de empleo, servicios de salud, educación, trabajo e, incluso, recreación (ONU- Hábitat, 2018). Entre 2014 y 2017, los Organismos Nacionales de Vivienda (Onavi) financiaron la construcción de más de 2.2 millones de unidades, pero solo 8.0% se localizó en zonas urbanas plenamente consolidadas (Sedatu, 2021).
Queda claro que construir vivienda de forma masiva y sin estrategia acentuó las desigualdades, porque no se escucharon las necesidades de las personas; se construyó en serie, sin tomar en cuenta ninguna de las características con las que debe cumplir una vivienda adecuada.
La importancia de reconocer la autoproducción de vivienda en la política pública nacional
Con el Programa Nacional de Vivienda 2021- 2024 hicimos el compromiso de promover, difun- dir, respetar, proteger y garantizar el ejercicio del derecho humano a la vivienda adecuada. Uno de los cambios más significativos en la política de vivienda de este gobierno ha sido reconocer que la mayoría de las viviendas en el país se construye a través de procesos de autoproducción. Por esta razón resulta fundamental diseñar políticas y estrategias que tengan como eje central este esquema, atacando así de forma directa el rezago habitacional que en 2018 llegaba a casi 10 millo- nes de viviendas (Sedatu, 2021).
La autoproducción tiene una larga tradición tanto en nuestro país como en América Latina. La mayoría de la gente en México ha producido su vivienda bajo este esquema, al punto que en las ciudades casi siete de cada 10 viviendas son auto- producidas (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social [Coneval], 2018). Según reportes del Inegi (2020), las obras auto- producidas representan cerca de la mitad de los ingresos del sector y casi 3% anual del Producto Interno Bruto (PIB) nacional, generando una derrama económica considerable.
Esta manera de construir permite a las fami- lias — particularmente aquellas que no tienen acceso al mercado formal de vivienda — decidir sobre su patrimonio según sus posibilidades económicas y técnicas al desarrollar su vivienda de manera incremental a lo largo de varios años.
Impulsar vivienda asequible y habitable a través de la autoproducción
Escuchamos a la gente, entendimos sus procesos y, así, incorpora- mos mecanismos para fortalecer la participación de las familias en la producción social de vivienda. Uno de ellos es otorgar subsi- dios y créditos para la autoproducción. En estos primeros cuatro años, más de 1.2 millones de familias recibieron algún apoyo para la autoproducción de vivienda. Esto equivale a una inversión cercana a los 80 000 millones de pesos. El 95% de estas acciones fue de ampliación o mejoramiento de las viviendas y solo 5% se destinó a vivienda nueva. La mayoría se concentró en los estados de mayor rezago habitacional, como Campeche, Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Tabasco y Veracruz. Así hemos hecho más asequible la construcción del patrimonio de millones de personas en el país y se ha incrementado la habitabilidad de su vivienda.
También creamos una herramienta de acompañamiento a la autoproducción de vivienda que estuviera al alcance de todas y todos: la plataforma Decide y Construye, integrada por tres tipos de contenido de acceso público: información, herramientas y ser- vicios. Ahí se encuentra información sobre los programas y apoyos que ofrece el gobierno de México para construir una casa, lo que se necesita antes de iniciar la obra, cómo hacer un diagnóstico de necesidades familiares, videos y guías sobre los pasos que se necesitan en el proceso de construcción, una calculadora con pre- cios reales, planos y manuales de viviendas diseñadas de acuerdo con el clima de diferentes regiones del país, así como orientación sobre los trámites para cumplir con la normatividad local.
Decide y Construye es una herramienta que si bien no susti- tuye la asistencia técnica profesional, es un gran paso para hacer accesible la información y dar oportunidad a las familias de capa- citarse y conocer diferentes opciones para construir viviendas. Hasta 2022, el portal recibió más de un millón y medio de visitas y sigue ofreciendo nuevos contenidos para los visitantes. Puede ser consultada en https://decideyconstruye.gob.mx/
Planeación territorial para la mejora de las condiciones de vivienda
La expansión urbana desordenada y sin control de las últimas décadas ha generado, por un lado, grandes áreas de vivienda sin servicios urbanos, leja- nas de equipamientos públicos, y, por el otro, zonas centrales de la ciudad en las que se puede disfrutar de una buena calidad urbana, pero con altos costos de vivienda y suelo. Esto ha reducido la calidad de vida de millones de personas en todo el país.
Para lograr los elementos de vivienda adecuada que establece la ONU, la planeación territorial y la gestión del suelo son claves. La planeación, como herramienta de la política territorial, debe plantear soluciones innovadoras para mejorar la seguridad en la tenencia de la tierra, la disponibilidad de servicios y la ubicación de las viviendas. Es solo a través de asentamientos humanos que consideren tanto las dinámicas y las necesidades de las per- sonas como la realidad del territorio, que se podrá garantizar un crecimiento urbano más justo, sostenible y ordenado.
Para lograrlo hemos creado mecanismos de acompañamiento técnico que incluyen guías y manuales disponibles al público para que todos los nuevos instrumentos de planeación o sus actualizaciones consideren los siguientes principios: (1) las personas al centro, tomando en cuenta edad, género y pertenencia a grupos vulnerables; (2) asentamientos humanos resilientes y con adaptación al cambio climático; (3) crecimiento compacto, denso y mixto; (4) recuperación de incrementos del valor del suelo y su redistribución; (5) equidad territorial; y (6) conservación de la diversidad biológica y del ecosistema.
Creamos Datos en Territorio, una plataforma digital de información territorial y urbana que permite almacenar, organizar, procesar y difun- dir información geográfica, documental y estadística actualizada para el diseño e implementación de políticas públicas en materia de orde- namiento territorial, desarrollo urbano, vivienda, movilidad, desarrollo agrario, catastro y otros temas relacionados. Es una herramienta valiosa para la toma de decisiones en materia de planeación territorial y desa- rrollo urbano, lo que permite diseñar e implementar políticas públicas más efectivas. Está disponible para consulta en la dirección web: https:// situ.sedatu.gob.mx/
También estamos trabajando en instrumentos de planeación territo- rial con un enfoque de participación ciudadana, que pongan a la vivienda adecuada como prioridad, distribuyendo el suelo y los recursos disponibles pensando en el futuro. Al definir usos de suelo y establecer condiciones para el desarrollo urbano, estos instrumentos reducen la especulación inmo- biliaria, limitan el crecimiento irracional de las ciudades, priorizan zonas habitacionales que requieren de servicios básicos y brindan seguridad para invertir en un patrimonio familiar.
Hoy tenemos 70 nuevos instrumentos que regirán el desarrollo urbano y territorial, entre ellos tres de particular importancia: el Programa Territorial Operativo de la Zona Norte del Valle de México, en la zona del aeropuerto de Santa Lucía; el Programa de Ordenamiento Territorial de la Región Sur- Sureste, en la zona del Tren Maya; y el Programa Regional de Ordenamiento Territorial del Corredor Interoceánico. Este año estamos elaborando más de 120 instrumentos de planeación territorial en las escalas municipal, metropolitana y estatal, a través de la vertiente de Planeación Urbana, Metropolitana y Ordenamiento Territorial (Pumot) del Programa de Mejoramiento Urbano de la Sedatu: 113 son de escala municipal, cinco de escala estatal y cinco de escala metropolitana.
Reflexiones finales
Esta política del gobierno de México ha tenido éxito. En cuatro años se ha logrado reducir el reza- go habitacional de 9.5 a 8.5 millones de viviendas. Esto significa que casi 4 millones de personas mejoraron su situación para ahora disfrutar condiciones de vivienda adecuada. Esta política ha sido reconocida a nivel internacional por otros países latinoamericanos, subrayando tanto el gran avance en la materia como su aporte de buenas prácticas para reducir el déficit habitacional.
En el largo plazo estamos apostando por la planeación urbana hecha con y para la gente, para así evitar los errores del pasado y tener suelo para vivienda que esté mejor ubicado y conectado a los servicios y equipamientos públicos necesarios, tanto para el desarrollo como para el bienestar de las personas. Así, desde la Sedatu queremos hacer alcanzable el derecho a una vivienda adecuada para todas y todos los mexicanos.
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Este texto fue publicado el 3 de julio de 2023 en la Revista Vivienda del Infonavit.